¿Qué tanto sabes sobre los satélites y las órbitas que los mantienen en su trayectoria? A continuación, te compartimos cinco datos sorprendentes sobre estos fascinantes dispositivos que podrían sorprenderte:
- Isaac Newton predijo la existencia de las órbitas mucho antes de que los humanos enviaran satélites al espacio.
En 1687, Newton presentó su primera ley de la física, que afirma que un objeto continuará en movimiento a menos que una fuerza externa lo detenga. Este principio explica cómo un satélite en órbita mantiene un equilibrio constante entre el impulso (que lo mantiene en movimiento) y la gravedad (que lo atrae hacia la Tierra). Newton ilustró su idea con un experimento mental utilizando balas de cañón: si se disparaba una bala con la cantidad justa de pólvora, podría quedar en órbita, desafiando la gravedad.
- Existen tres tipos principales de órbitas para los satélites.
Las órbitas de los satélites van desde los 482 km hasta los 35,785 km de altura. Dependiendo de sus necesidades, los operadores seleccionan distintas alturas. Los satélites en órbitas bajas (LEO) están entre 500 y 1,500 km, y generalmente son más pequeños y simples. En la órbita terrestre media (MEO), ubicada entre los 5,000 y 12,000 km, una constelación de satélites puede cubrir gran parte del mundo. Por último, en la órbita geoestacionaria (GEO), situada a 35,786 km, los satélites pueden cubrir grandes áreas y permanecen estacionarios en el cielo, lo que facilita la cobertura fija desde el suelo.
- Los satélites en órbitas altas deben mantenerse en «ranuras» específicas para evitar colisiones.
Las órbitas GEO están limitadas a ubicaciones precisas sobre el ecuador, lo que genera una cantidad restringida de posiciones disponibles. Cada satélite en esta órbita recibe una «ranura» asignada por la agencia espacial de su país, bajo la supervisión de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU). Este proceso de asignación puede llevar años y es esencial para evitar interferencias y colisiones.
- Los satélites GEO «se tambalean» y deben ser reposicionados regularmente.
A pesar de estar en órbitas estables, los satélites geoestacionarios tienden a desplazarse ligeramente fuera de su posición debido a las fuerzas gravitacionales. Este fenómeno, conocido como «mantenimiento de estación», requiere que los satélites sean ajustados periódicamente usando propulsores, lo que permite que mantengan su alineación con las antenas terrestres.
- Los satélites tienen diferentes destinos al final de su vida útil.
Los satélites tienen una vida útil que varía desde unos pocos años hasta varias décadas. Cuando terminan su misión, muchos satélites se dejan en órbitas más bajas, donde eventualmente se quemarán en la atmósfera. En el caso de los satélites GEO, una vez que cumplen su función, se mueven a una «órbita cementerio» a varios cientos de kilómetros de su posición original, donde permanecen fuera del camino de otros satélites. Sin embargo, algunos satélites «zombis» han vuelto a enviar señales décadas después de ser dados por perdidos, como el caso del LES-1 en 2013 y el LES-5 en 2020.
¡Quién sabe qué otros «zombis» podrían estar esperando a ser descubiertos por astrónomos aficionados!